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viernes, 12 de noviembre de 2021

Pelusín del Monte en sus 58 años (+Fotos)

 

 Pelusín del Monte, también conocido como el Títere Nacional nació de una historia creada por la escritora cubana Dora Alonso y adaptada al Guiñol por los hermanos Camejo en el año 1956, con diseño de Pepe Camejo. Pelusín es el títere cubano más famoso dentro de la isla, al que le han dedicado programas de televisión, caricaturas, obras de teatro, y ha aparecido en obras culturales que se alejan un poco de la idea original pero igual de interesantes, y que, se nos hace necesario rememorar. 

Lo que sí es seguro que si hablas de títeres en Cuba, o entablas una conversación sobre el tema con un cubano mayor de 40 años, lo primero que le viene a la mente es  Pelusín del Monte y te lo va dejar claro.

Tomando en cuenta el planteamiento anterior, hablaremos un poquito del Patuso y su adorable historia, que más a de uno le corre la película entera de su niñez. El nombre de la obra original escrita por Dora es: "Pelusín y los pájaros", en ella se reflejan los elementos más autóctonos y peculiares de la cubanía mediante la estética por medio del discurso diáfano y amable del personaje. La imagen artística de Pelusín como títere proviene del imaginario cubano, pero también es pariente cercano del famoso niño de madera que gracias a un deseo otorgado por una maravillosa hada madrina, se convierte en un infante de carne y hueso. 

Abuela Pirulina

Si has pensado en "Pinoccio" del italiano Carlo Collodi estas en lo correcto, pero tiene también su base en el glorioso y antiquísimo Guignol Francés Mourget. Por eso, si se medita  sobre la obra que trae a el Peluso, podríamos verlo revoloteando por el retablo, su escenario y su público serían Cuba entera. En otras palabras, se podría decir, que es una marioneta con vida propia. 

En cada función deja una valiosa enseñanza, como especie de fábula dedicado a niños, jóvenes y adultos. En donde, todos se divierten disfrutando de su presencia, siendo capaz de llenar un teatro entero cuando está bien realizada la obra. Es increíble que ese niñito que vió la luz en el retablito ambulante de los Camejo se convirtiera en el infante eterno, que este año cumplió ya sus 58 primaveras. Tiempo suficiente para evolucionar y dejar atrás la venta de frutas ambulante, que su abuelita Pirulina pasara de cocinar en las rústicas y antiguas cocinas de carbón o leña a tener olla arrocera y un televisor plasma en su sala. Es inaudito no pensar que eso sucedería, porque todos evolucionamos y claro ¿ por qué Pelusín no?

Dora Alonso

Este personaje, con una historia tan linda y tierna, representa a un niño típico de la campiña cubana, con su pelo revuelto, el hablar característico de los "guajiros", una nariz respingada; un sombrero de yarey por cielo y un pañuelo rojo anudado en el cuello de su guayabera blanca. Convirtiéndolo en un digno representante de la sociedad cubana, que destaca por su simpatía, jaranería y ocurrencias picarescas. Al representar a un niño campesino cubano, su historia se desarrolla en el campo y todo a su alrededor lo refleja. Su alarma es un gallo que canta tempranito en las primeras horas de la mañana. 

Dora Alonso describe de manera paradisiaca como los pajaritos trinan al amanecer cuando se pueden ver las Palmas Reales, atributo distintivo de nuestros campos. El lenguaje de este niño no es el usualmente escuchado en La Habana, por poner un ejemplo. Eso sí, sus gustos son los mismos que los de cualquier niño cubano de su edad, que quiere explorar el mundo y "mataperrear" (así llamamos los cubanos a lo que hacen los niños cuando salen a jugar a la calle).

Pelusín del Monte en el programa Barquito de Papel

Sí, lo sabemos, es muy gracioso ver estos cambios y contrastes; aún así,  es un personaje mítico que tiene el derecho de transmutarse e ir acorde a los tiempos modernos y, por supuesto, con la realidad concreta que lo rodea. Lo que pasa con el Peluso es que los niños cubanos de hoy en día no se ven identificados con él y en ocasiones lo aprecian como una marioneta grotesca y con un humor de naturaleza pesado. A pesar de que se han transformado muchas partes de esta clásica obra, sigue pareciendo que la historia fuera la misma que la creada en el 56, pero escenificada por actores que no le aportan la vida necesaria para resurgir. La última aparición del Pelusín en una obra teatral bajo el estándar de Dora y los Camejo fue en 1986... ¡Y, que tiempos aquellos!

Lo que sí les puedo asegurar es que la historia del niño campesino en la TV es bastante extensa aunque no muy afortunada. Esa historia nace en el año 1961, cuando se transmitió una adaptación de Pelusín y los pájaros en el famoso espacio de Tele-Teatro de los sábados en la noche. Ese mismo año se estrenó Las Aventuras de Pelusín del Monte dirigida por Julio Lot, con apariciones todos los sábados por tres años consecutivos en la cartelera por el antiguo Canal 6. 

La voz de Pelusín en el programa la brindaba la actriz Marta Falcón y los demás compañeros de reparto eran Antonia Valdés en el papel de Abuela Pirula; Carucha Camejo en el de Bebita Turulata; Pepe Carril hacía de Gelasito Terabeque y Martha Jiménez Oropesa de Tontolina Perendengue. Otros personajes eran Pepe Camejo como el perro gruñón, Ulises García como Chilingo Findingo, Parmenia Silva como la Rana Pascualina Chorrito, Alfonso Lastres era el Sapo Don Sorullo, Carlos Pérez Peña alternaba con Lastres la voz del cochinito Ruchito Rucine y Xiomara Fernández como la Mariposa Florinda.

En la década de los 90 en conmemoración del nacimiento de la Dora Alonso se hizo una nueva versión para la televisión de "Pelusín y los pájaros" dirigida por Julio Cordero. Ya iniciado el nuevo siglo, en el programa "Barquito de Papel" de la televisora "TV Yumurí" de la provincia de Matanzas, la actriz Fara Madrigal del "Teatro de las Estaciones" junto a su esposo Jesús del Castillo, otro teatrólogo insigne,  se pusieron como meta rescatar a Pelusín. Así, éste tuvo varias apariciones en el programa y en otros de esa misma televisora. Sin embargo, no fue suficiente para que las personas, y sobre todo los niños, volvieran a engancharse con el personaje.

Hay algo un poco controversial con  la figura de Pelusín que me enciende las alarmas de la curiosidad, pues en varios artículos sobre el tema, sale Pepe Camejo como el diseñador del títere, a la vez que Armando Morales, y eso no deja de ser cierto. Temo que esa ambigüedad en la información pueda causar grandes confusiones, y para eso estamos aquí, para despejar cualquier duda existente al respecto. Todo eso nace de que Camejo y Armando participaron en la creación del títere y cada uno le dio su toque distintivo; el de Pepe Camejo era más infantil en sus facciones y rasgos; el de Armando, unos cachetes más gruesos y más alto.

 Esto lo pude comprobar comparando fotos antiguas del primer Peluso con el creado luego que fueran quemadas las marionetas (cuando ocurrió la nefasta "parametración") y tuvo que ser re-diseñado y re-manufacturado. Sumándole la verdadera causa de la que hablamos en los artículos sobre los fundadores, sobre como quemaron a todos los títeres en el tiempo del Quinquenio Gris, y con ellos al primer Pelusín. 

Pelusín del Monte y Rubén Darío Salazar

Y es que la crónica de este icónico títere nuestro está fracturada como la historia de los hermanos Camejo y Carril, sin dudas, figura como una gran pérdida  de la cual no se ha podido reparar totalmente en más de 50 años. Del Peluso Patuso moderno con su relato pobre que no convence  y que resulta cansón verlo solo podemos decir que esos tiempos dorados solo quedan en la memoria de algunos. Aunque su guion se actualiza bastante en busca de la fórmula adecuada, no atrapa a los más pequeños de casa. Siendo una pena tener que afirmar que el Guiñol en Cuba se quedó por detrás de la trayectoria que lo acompañaba. 

Su descenso significó la caída en la calidad de una parte importante de nuestra cultura, y por supuesto, la historia de Pelusín del Monte vivió ese proceso como ningún otro títere por ser el más reconocido entre los cubanos. Por eso, no me cansaré jamás de recordar que Pelusín merece más atención en su producción, guion y aceptación; lo pide a gritos ese títere nuestro, que es parte fundamental de la cultura de nuestro archipiélago. Y sólo a modo de ejemplo, compárese su historia con la del Ballet Nacional de Cuba, y se verá cuán diferente pudo haber sido todo.



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