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domingo, 26 de diciembre de 2021

Mis raíces tabaqueras cubanas (Fotos+Podcast)



 

Debo confesar que, hace muy poco tiempo comencé a probar los placeres que ofrece la tabaquería cubana, mi iniciación fue por manos de un Habano Siglo VI -conocido como el cañón del Habano-. Anteriormente a esto, mí reacción era  guardar distancia a toda costa  de aquellos que fumaban a mi alrededor, hoy después de unos cuántos tabacos y maridajes con bebidas y aperitivos; me declaro total amante de esta planta y del grandioso mundo que ha creado en torno a sus variedades. Tanto poder en una hoja seca cosechada y torcida por manos desconocidas, verdaderos dioses en la tierra. Si supieran el poder que vive en sus manos. 

Quise comenzar mi novel blog con este tema que hasta para los cubanos es totalmente desconocido e incluso solo lo asociamos a los tantos extranjeros que cada día conquistan nuestras calles, pero, en su momento no lo vi prudente y creo que ahora formaría parte del deleite en mis lectores. Esto del tabaco cubano es de otro mundo, porque, cuando se habla de la fuma entre conocedores locales y foráneos, no cesan de elogiar nuestro alucinante torcido, a veces ni esos  mismos que creemos que tienen más conocimiento de la fuma y su placer tienen todo el panorama de lo que vive dentro de una vitola.

Antonio Maceo con su tropa en Pinar del Río (Invasión a occidente)

Sin embargo, mi experiencia inicial vino de mi propia familia, mi abuelo es nacido en las más profundas y altas lomas de Candelaria un pueblito que antiguamente perteneció a la provincia de Pinar del Río, recuerdo como el mismo me contaba como mi longeva bisabuela la cargo siendo aún siendo esclava nuestro Titán de Bronce en la Invasión a Occidente por el Ejercito Mambí: "Hombre digno y ejemplar" decía y la verdad no se equivocaba nunca mí gran enciclopedia hecha abuelo. Mi bisabuela creció, el Titán murió y nacieron todos mis tíos abuelos hijos de un padre diferente al de él gran Ventura Manguela, pero que compartía la misma línea de sangre de su madre una esclava franco-cubana. Él padre de mi abuelo ese que nos regaló este color -"Totí"- como le decían a él por la mezcla con un bello  negro Lucumí que fue mí no conocido bisabuelo. 

Vicenta Manguela  (mi bisabuela con 103 años) foto reconstruida

Lo particular en esos tíos abuelos era que fabricaban tabaco y mí abuelo se sentía sumamente orgulloso de los grandes robustos que elaboraban sus hermano, y, que le regalaban. Él se los enseñaba a cada persona que llegaba de  visita a su -humilde choza- como le llamaba a mí casa en el Mónaco una barriada opulenta de La Habana, antes del 1959 y que al día de hoy sus casas levantan suspiros. Para mí poca fortuna cuando nací esos tíos ya habían partido de esta tierra y no legaron su gran conocimiento a nadie.

Ventura Manguela (mi abuelo) foto reconstruida

En las escasas crónicas que alcanzó mi abuelo a contarme, recuerdo como hablaba de sus hermanos, argumentado que: -(...) fumaban realmente como sí no hubiera un mañana...  y decía, que, grandes manos eran las que crean tamaña delicia (…)-. Con los años dejó de fumarlos, pero diariamente hablaba sobre el sabor a tierra  candelariense y el típico olor húmedo de quién despierta entre las nubes que le recordaba su pedacito de vida en aquellas lomas llenas de hojas de tabaco, en las que ver una vega repleta de hojas secándose era y es muy común, además de ver en primera mano a campesinos torciendo su propia bala marrona,  como yo le llamaba de pequeña al tabaco, era la historia de cada día en su niñez. 

Puedo afirmar que las raíces de mi familia esta cementada con la historia del tabaco pinareño. y a sí comienza esta serie sobre los deleites de esta tierra. Temporada que  no podía permitir que iniciara de otra manera en este mundo de crónica y podcast, simplemente no podría. Sería traicionar lo que me trajo al punto donde me encuentro actualmente y la manera en la que pienso sobre Cuba, mi familia y mi  mundo creativo, ya que, todo lo que escribo y el cavilar que he desarrollado a lo largo de mis 29 años.  De lo que sí estoy segura, es que, aún tengo mucho camino por recorrer, por lo que, solo quiero ser portadora de lo que hoy empieza a formar parte de mí cosmología personal. 

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