Teniendo en cuenta cada detalle de la serie, no es un secreto que muchas veces esas historias que nos venden en los filmes y cortos tienen origen en un suceso real o en una obra literaria, y en este caso se cumple el primer caso. Por eso, conocer el verdadero relato que dio vida a la serie te enganchara aún más. Todo parte con el nacimiento de una nueva estrella del ajedrez cubano: una mujer llamada María Teresa Mora Iturralde. Una mujer que creció por mérito propio y que tejió mucha tela marinera por cada vez que enfrentó a un contrincante masculino y por cada partida ganada. Siendo conocida por el terror que generaba a sus oponentes. ¿Se imaginan una mujer de mediados del Siglo XX imponiendo semejantes estándares?
Cuando Iturralde se presentó al Campeonato Nacional Cubano Absoluto o Copa Dewar, que se llevó a cabo en el Club de Ajedrez de la Habana, por los tempranos 1922, dejó atónitos a unos cuantos que no podían entender la destreza de esa mujer y las estrategias que empleó para generar sus rotundos Jaque Mate. Al mejor estilo de una maestra mundial, a partir de ese momento comenzó su historia, y María Mora Iturralde se convirtió en una leyenda de la que hay mucho que aprender y por ende que contar.
Podemos recordar un artículo escrito años antes de celebrado el Campeonato Dewar, en el Boletín Americano de Ajedrez (American Chess Bulletin), que dedicó una columna íntegra a hablar de sus logros alcanzados por la Iturralde, titulado "La Habana tiene otro prodigio". Haciendo pública la opinión de todos los que sabían de el gran juego de la cubana, que gracias al alto nivel mostrado por ella se había vuelto una figura importante dentro del panorama ajedrecístico mundial de esos tiempos.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas para la campeona. Aunque su talento le hubiera abierto lo cielos, el machismo propio de la época no le permitió desarrollarse lo suficiente; y lo más frustrante para "La Reina Encasillada", como era conocida María, fue que pocas veces la dejaban medir sus fuerzas con los hombres. Pese a que desde niña fuera considerada todo un prodigio dentro del Ajedrez, siempre vivió bajo la sombra de absurdas comparaciones que le hacían con el Maestro Capablanca, quien fuera su instructor y otro antillano de oro, creador del estilo de ajedrez que conocemos hoy y que tiempo después se enfrentaron.
La historia en muchas ocasiones nos obliga a vivir decepciones como las que experimento María, privándola tanto a ella como a la audiencia a perderse de frenéticas y alucinantes partidas entre ella y sus contrincantes hombres. Sólo nos queda poder soñar con María haciendo gala de su gran talento, y sin ningún problema se enfrentara a William (Bill) Addison (joven en la década de los cincuenta), Semyon Zinovievich Alapin, Bobby Fisher y C. H. O'D. Alexander, entre otros tantos, en una inmensidad de grandes del ajedrez de mediados del siglo pasado, hasta que María se retiró.
María Teresa Mora Iturralde y José Raúl Capablanca/Archivo
A pesar de todo lo que la limitaron por lo amenazante de sus jugadas y por su género, logró Cafetear con Capablanca y en esa ocasión fueron muy certeras las jugadas que se hicieron ambos en una serie de tres juegos en simultáneas. Según cuentan, a María no se le vio en ningún momento amedrentada por el Gran José Raúl Capablanca. Todo lo contrario, se vio a una mujer segura de cada estrategia que iba a realizar. Aquellos que conocían la historia detrás de la serie confesaron que la adrenalina que se vio en las escenas de la serie, parecería haber salido directamente de esta partida, por jugar con cada giro secuencial y sentimental del encuentro entre estos dos increíbles cubanos, siendo su frase al terminar los encuentros lo que sellaría la grandeza de la Iturralde que, sin miedo a las críticas, le dijo a José Raúl (…) Ay qué pena, le he ganado (…)
Solo podemos imaginar lo que hubiera sido de María sino las limitantes sociales no dictaran las reglas que solo la inteligencia impone, que a día de hoy siguen existiendo y que no tienen sentido alguno, pues en este mundo los hombres y las mujeres tenemos las mismas capacidades intelectuales. Sin embargo, Iturralde sobrepaso cada barrera que se le impuso y logro posicionarse en lo más alto de ranking mundial, puesto que las únicas que lograron vencerla serían Vera Menchik y Lyudmila Rodenko. Demostrando que su título como la primera cubana Gran Maestra de Iberoamérica que consiguió reinar entre los hombres ningún prejuicio sería capaz de no reconocerlo.
En 1938 obtiene el Título Nacional Femenino, el cual mantuvo hasta 1960. Tristemente María Teresa dejaría este mundo el 3 de octubre de 1980 en su ciudad natal, dejando un legado increíblemente grandioso, herencia que sirvió de inspiración a un show televisivo que necesitaba contar la historia, aunque tuviera más ficción que realidad basado en una mujer grandiosa que pocos conocen. Si hicieran una busqueda profunda verán que en varios periódicos como el de Sevilla, que refutan la idea de que María Teresa Mora de Iturralde fuera la inspiración real de Gambito de Dama, poniendo a Vera Menchick como la verdadera artifice de la historia. ¿Qué usted cree?
Entre sus lauros se destacan:
- Torneo en el Club de Ajedrez de La Habana-1er lugar, 1913
- Campeonato en la Copa Dewars-1er lugar, 1922
- Obtiene el título de Campeona Femenina, 1938
- Campeonato Mundial, en Argentina-7mo lugar, 1939
- Campeonato Mundial, donde ganó 4 partidas, hizo 4 tablas, y perdió 7, Moscú 1950
- Recibió de la Federación de Ajedrez el título de Maestro Internacional Femenino de Ajedrez, 1950