Dagoberto Valdés explica que para entender el proceso del "daño antropológico" en la sociedad, se hace necesario evaluar los efectos o, propiamente dicho, los daños que se generan. Lo citamos: "... el altísimo costo antropológico que han tenido que pagar las cubanas y cubanos durante cinco décadas solo traería perdida de valores, disociación de la realidad que se experimenta, y no cuestionamiento del actuar político..." y también explicaba que: "... a través de ese humanismo liberador y esa primicia de la persona humana sobre las estructuras económicas, políticas y sociales. Esa centralidad personalista no es precisamente individualismo egoísta, sino criterio de juicio para evaluar toda institución, ideología, programa político o religión... ".
El pensador Dagoberto Valdés no es el único cubano que hablado sobre se concepto y enfoca parte de sus estudios académicos en el tema del "daño antropológico". El también intelectual Virgilio Toledo López en su libro "El daño antropológico y los derechos en Cuba", nos habla de manera clara cómo funciona el "daño antropológico" y cómo reconocer sus efectos.
Toledo López no se nos presenta como otro crítico del gobierno cubano y su sistema, sino que nos explica cómo funciona realmente el Poder que ellos ejercen sobre la población, sus mecanismos, cómo esta situación es el caldo de cultivo perfecto para que el "daño antropológico" esté presente en detrimento de las personas, el uso que de este proceso hace el Estado pese a saber que no es una herramienta efectiva a corto plazo, que solo tendrá resultado a lo largo del tiempo, y cómo este proceso destruye los valores sociales.
Según Toledo López: "(...) Nuestra sociedad vive un proceso de descomposición que es preocupante. Cada vez se aprecia la división entre las personas que tienen el poder de gestión, de dinero y de saber, y los ciudadanos que necesitan solucionar sus problemas o necesidades. Estos últimos tienen que emplear en sus propósitos muchas energías y un tiempo que excede las fuerzas humanas porque no disponen de ningunos de esos poderes (...)".
Si existe algo que va ligado al lavado de cerebros o reseteos masivos sociales, es la pérdida de valores y la división de clases, donde un obrero sin estudios pero necesario para hacer funcionar la maquinaria del poder supremo que tiene el gobierno, puede tener mejor posición que un individuo más preparado, con estudios universitarios.
Ernesto (Che) Guevara llamó esto el "Hombre Nuevo", refiriéndose a la creación de comportamientos que solo reponderían a los intereses del sistema comunista y que a largo plazo solo se regirían por el, aunque se sacrificara a la familia. Metodología que vimos muchos años antes en la Unión Soviética y La República Nacional Socialista de Hitler. La Revolución como sistema estaba por encima de todo egoísmo personal y familiar, y se veía se podía ver como ejemplos a sus líderes y todo lo que ellos representan.
Agresión de la Cónsul cubana en Santiago de Compostela, España
Hoy en Cuba, y también fuera de sus fronteras, ese "daño antropológico" y su nueva creación humana que es el "Hombre Nuevo" se manifiestan de disímiles formas, pero una de las más importantes es la que se caracteriza por el odio hacia los cubanos que piensan diferente, esa dicotomía infinita entre el cubano migrado, el disidente, y el que aún esta varado en la isla.
Los que apoyan al sistema siempre se visten de víctimas, pero son los más violentos; solo con los sobrenombres que han llamado a lo largo de los años a los "contrarevolucionarios", con términos como "gusano, lumpen, apátrida, asalariado por la CIA", entre otros, demuestran que la sociedad cubana ya esta muy dañada.
Las constantes discusiones en territorio foranéo de cubanos que apoyan y los que están en contra del sistema; como el caso que ocurrió hace unas pocas semanas entre una angolana y su amiga cubana, y la Cónsul de Cuba en Santiago de Compostela en España. Todo por un vídeo que estaban realizando las primeras, que claramente no son simpatizantes del régimen.
La apropiación de la cultura, sus símbolos, héroes, lugares, el libre retorno, y en general de toda Cuba por parte de los gobernantes ha despojado a los cubanos de su condición de cubanos. Los que logran salir y se declaran abiertamente en contra del régimen saben que no pueden virar y que su familia no estara a salvo de represalias.
Todo lo anterior demuestra cuán difícil es que los cubanos nos repongamos de semejante daño. Es muy compleja nuestra realidad, y hechos como no tener a donde regresar, ni tener una representación legal en otro país a pesar de ser cubano a menos que apoyes al sistema, demuestran que al gobierno actual le queda muy grande Cuba y actualmente no represente a ningún cubano, ni sus intereses.
El "daño antropológico" acumulado durante tanto tiempo en Cuba ya no tiene solución, aún cuando cambie el sistema que conocemos hoy, y si ésto sucediera, décadas pasarán para que vuelva a funcionar como una sociedad cohesionada y regida solo por los derechos y libertades individuales.
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