viernes, 22 de octubre de 2021

Pepe Carril y su Teatro Mítico, o arte del olvido (Podcast + Fotos)

 

Pepe Carril fue un exponente de la cultura cubana para quien, ni el ostracismo que vivió Virgilio Piñera, ni el trastoque otorgado por psicólogos sin título a Dulce María Loynaz, ni el destierro literario de Lezama Lima se pueden comparar con su situación. Pepe Carril fue la tercera pata de la mesa de la fundación del Teatro Nacional del Guiñol. El Carril de Pepe fue muy distinto, ni los libros se acuerdan de esas funciones majestuosas que realizó junto a los hermanos Camejos por ese siglo XX, que se tragó, al estilo del Triángulo de las Bermudas, a muchos cubanos de los que ni las huellas esparcidas que hubieran podido dejar, podemos seguir.

Murió junto a los títeres de Carucha y Pepe Camejo, y nunca más se supo de él. Pobre de nosotros que no tenemos el derecho de rememorarlo. Su delito lo dictó la "Parametración"; sí, eso mismo, muchos de los nacidos en Cuba hemos olvidado esa palabra, unos por conveniencia, otros porque no quieren revivir esa etapa, y otros porque no han tenido la oportunidad de indagar los capítulos más oscuros de la historia de la isla. Pepe y la parametración van de la mano, pues la padeció de la manera más cruel e injusta que se pueda imaginar.

Hay que ofrecer el contexto para que se pueda entender: la parametración formó parte de un tiempo bastante oscuro, y aún antes de que ésta se aplicara, ocurrieron algunos percances. El comienzo de todo fue en el mes de Junio del año 71 del pasado siglo. Yo lo bauticé como el inicio de un período de guerra entre el gobierno cubano, los artistas, y por supuesto, el arte; como había mencionado en otro escrito. Este proceso, que más bien fue una cacería de brujas, se convirtió en una pesadilla en la que intelectuales y artistas experimentaron ostracismo, dolor, separación, censura, descalificaciones, humillaciones, y hasta cárcel por motivos ideológicos que nada tenían que ver con la cultura.

Tomando como referencia la famosa reunión entre intelectuales y funcionarios encabezada por Fidel Castro Ruz, conocida como "Palabras a los intelectuales", en donde muchos artistas e intelectuales hicieron uso de la palabra, y la que tuvo más relevancia fue la de Virgilio Piñera, cuando a petición de todos los intelectuales expresó la inseguridad que sentían muchos por el posicionamiento de la Revolución con respecto a ellos, a lo que Fidel respondió con las famosas palabras: "Dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada" .

Pepe Carril

A partir de ahí un camino se comenzó a marcar, y desde la revista Verde Olivo se publicó el 11 de abril de 1965 el libro El socialismo en Cuba, escrito por Ernesto Guevara de la Serna, más conocido por "Che", donde éste afirma que "el pecado original" de los intelectuales fue no haber luchado u oponerse a Fulgencio Batista. 

Eso fue la punta del iceberg que destruyó al Titanic cultural cubano, y en el Primer Congreso de Educación y Cultura llevado a cabo entre los días del 23 y 30 de abril de 1971 todo se balanceó, se definió y se desencadenó una cacería de brujas que se expresó en cierres de proyectos culturales, la no edición o publicación de libros, películas que no se realizaron o se cancelaron en medio de su producción, se tildó de "decadente" a casi toda la música del momento e incluso obras clásicas, obras danzarías que no se realizaron más y tanto el teatro tradicional como el de títeres sufrieron muchas transformaciones que, más allá de favorecerlos, les restó vida. Ese Congreso llevó al camino de la radicalización ideológica dentro de la cultura con respecto a los creadores dentro de la isla y con los cultores radicados en el exterior.

Dirán ahora ¿por qué explico todo esto? y -¿Qué tiene que ver con Pepe Carril?- pues todo está conectado. Carril fue uno de los más afectados por estas medidas, al igual que sus compañeros de escena. Fue encarcelado junto a Pepe Camejo y luego tuvo que marcharse del país a vivir en un exilio doloroso y mortal. Y que no tengamos casi ningún dato de su vida y obra es la consecuencia de una series de decisiones gubernamentales mal tomadas.

Es ahí cuando te preguntas: -¿Cómo un hombre de su talla desapareció casi sin dejar rastro?- sólo por medio de aquellos que lo conocieron, por los libros que escribió y que están a la venta en muchas páginas en el ciberespacio, o por medio de los osados grupos de teatro que han re-estrenado sus espectáculos, tales como Teatro Mítico, donde se recogen todas sus obras de teatro, Changó de Ima entre otras, que deberían ser declaradas Patrimonio de la Cultura Nacional y son obras altamente recomendadas.

 
                                        Foto: Cuban Theater Digital Archive_ctda.library.miami.edu                                                   

Las respuestas a esas preguntas de los párrafos anteriores están respondidas a lo largo de este artículo. Es una gran pena que tengamos que escribir estás líneas casi a ciegas, ya que de este teatrólogo y actor hay muy poco que encontrar desde el momento que la cultura cubana fue -medida por cuestión de varones con respecto a las plumas- como se refería Samuel Feijóo a este período. No vean mal mi comparación, en nuestra isla sucedió así, y tristemente aún sucede, es cuestión de malas costumbres arraigadas, porque todo esta sujeto al sistema y su política que en su mayoría es machista.

Pepe Carril hoy es casi un fantasma y un cuasi olvidado, no debería estar en el lugar al que lo relegaron por su preferencia íntima y su círculo de amistades; se merece más por lo que fue y nos legó. También deberíamos ser más críticos con lo que consumimos y desechamos, a veces no somos conscientes de lo que perdemos. La cobardía, el odio y la intolerancia permitieron que esos tiernos muñecos de papier maché del Teatro Nacional de Guiñol junto con sus creadores desaparecieran bajo esa pira ardiente que fue la primavera negra. Quienes manejan los hilos de la cultura tienen el deber moral de reivindicar a los Camejo, Carril y a todos los demás artistas que enviaron a la oscuridad. Ay Carril, queremos darte las gracias en donde quiera que estés y que nos perdones porque ellos cumplieron su cometido de enviarte al olvido.


miércoles, 20 de octubre de 2021

11 curiosidades que debes saber del Teatro Guiñol Cubano (Fotos+Podcast)


El Guiñol es una rama del arte que ha tenido una fuerte presencia desde el mismo comienzo de la colonización española en la isla. El 14 de marzo de 1963 se materializó la idea de constituir una unidad artística por parte de tres personas que fueron Caridad Camejo, José Camejo y Pepe Carril; aunque ya desde 1949 ellos andaban con sus títeres al hombro, plantando sus ilusiones en varias escuelas de la capital cubana. Muchos aseguran que desde ahí ya se había conformado el Guiñol Cubano, como institución y grupo artístico profesional. Otros manifiestan que con ellos se comenzó a cocinar lo que sellaría por todo lo alto la época dorada del arte titiritero cubano. Es por ello que aquí te mostramos 11 curiosidades del Teatro Guiñol o Teatro de Títeres Cubano.

1. La escritora Dora Alonso fue la que creó la historia del Títere Nacional, llamado "Pelusín del Monte", en colaboración con los hermanos Camejo y Pepe Carril.
 
Dora Alonso y Pelusín del Monte

2. El creador del títere Pelusín del Monte después de la Cancelación de los fundadores del Guiñol fue Armando Morales. 
 
Armando Morales y Pelusín del Monte
 
3. La primera manejadora y voz del títere "Pelusín del Monte" fue Carucha Camejo.
 
4. Los antecedentes de la creación de "Pelusín del Monte" vienen del Siglo XIX, de mano del famoso "Pinoccio" de Carlo Collodi y el Francés "Guignol" de Mourguet.
 
5. El año en que nace realmente el Teatro Guiñol cubano fue 1956, cuando se unen Carucha y Pepe Camejo con Pepe Carril.
 
                                             De izquierda a derecha Pepe Carril, Carucha Camejo, Pepe Carril
 
6. La primera sede del Teatro Nacional del Guiñol fue el cine "Focsa", que desde el propio Triunfo de la Revolución Cubana funcionó como el cuartel general de esta manifestación artística. Aún existe, y continúa cumpliendo la misma función, aunque ya no es la única locación dedicada a las presentaciones de teatro de títeres, sigue siendo la más importante. 
 
 
   Cede del Guiñol Nacional en La Habana

7. Los principios fundacionales del Teatro Guiñol fueron: difundir lo mejor del arte universal, la cultura y las tradiciones nacionales, reunir a todos los titiriteros de Cuba para crear un gremio fuerte, intercambiar técnicas, maneras y estéticas, asumir el arte de títeres como una manifestación capaz de crear sentimientos profundos en quién presenciara sus obras sin discriminar entre  niños o personas adultas. 

8. Grandes escritores como Dora Alonso, Abelardo Estorino, Modesto Centeno, Reinaldo Arenas y Freddy Artiles colaboraron activamente en las adaptaciones teatrales en colaboración con  los hermanos Camejo y Pepe Carril.

9. Si se busca en EcuRed (una versión cubana de Wikipedia) sobre Carucha Camejo no sale nada importante después de 1967 exceptuando la mención sobre los premios que le otorgaron en 1994, 2001 y 2012. 
 
Carucha Camejo
 
10. Si se hace una búsqueda sobre Pepe Camejo sólo se encontrarán menciones sobre algunas de sus obras, premios y alguno testimonios de personas que lo conocían, como su hermana.
 
 
 Pepe Camejo/Archivo
 
 11. En el caso de Pepe Carril la investigación sobre él, su obra, y legado es más escasa que los Camejo.
 
La idea de Carucha y ambos Pepes de dar vida al teatro de títeres; y que no estuviera destinado a ningún grupo etario en específico, sino que permitiera la creación y adaptación de obras para todos, ha sido, sin temor a equivocarme, la guía para todas las generaciones de actores que los sucedieron. Sus ideas fueron el impulso y el despertar de un arte que, aunque tenía presencia desde hace muchísimos años antes, ellos fueron los que afianzaron esta tradición de manera profesional. Su etapa duró unos años durante los cuales el guiñol tuvo un nivel de factura muy alto y jamás ha vuelto a tener el nivel artístico de ese momento. Se asentaron como referencia cultural, y dieron paso a iniciativas artísticas que comenzaron a surgir por toda la isla como El Guiñol de Oriente.

martes, 19 de octubre de 2021

La Muerte del Arte Cubano, adiós al Guiñol. (Podcast + Fotos)


Y llegó la parte oscura de la luz de los Camejos a pesar de tener un recorrido impecable,  admirable y que  la Revolución Cubana los reconociera por lo que eran, cosechando todo lo que su talento les permitió dentro de las tablas cubanas. Su ejecución fue implacable, pensada por el más frío de los asesinos. La revolución de libertarios se vistió de Papa del medioevo y preparo su tribunal sagrado para dictar la peor de las sentencias, a esos que solo llevaban como brujería su arte y nada más.  A esos la frase de "La Historia me absolverá"  les sirvió para demostrar que esa línea jamás fue mejor expresada; como cuando a Carucha le fueron retirados sus hijos. Los títeres que ella creó y amó como a su carrera y vida misma. Los desecharon como basura, pero la mayoría tuvo su final en una hoguera ardiente típico de las piras que le daban fin a las brujas por manos del Holocausto Sagrado, y a los Pepes sus vidas tuvieron un final de película de terror donde ellos eran las presas a cazar.

Según palabras de Roberto Méndez y sito:

(…) por aquellos días, Carucha junto a su hermano Pepe Camejo y el otro Pepe, Carril y un grupo pequeñísimo de actores que eran también discípulos, habían logrado que el arte de los títeres desarrollado por ellos rebasara las fronteras nacionales y encontrara reconocimiento en varias naciones europeas, como ocurrió con el montaje de Don Juan Zorrilla. Cuando la UNESCO publicó, en francés, un gran volumen fotográfico, titulado Marionettes du Monde, junto a los antiquísimos muñecos del teatro balinés, a las marionetas sicilianas y a los títeres del Guignol parisino, estaban varias imágenes de las puestas concebidas por los Camejo (…)  

(…) Su carrera vino a caerse a mediados de 1971, cuando el Consejo Nacional de Cultura decidió, como parte del incalificable proceso llamado “Parametración, realizar un “operativo” para tomar la sede del Guiñol en el edificio Focsa, desaparecer sus libros y muñecos y poner en la calle a sus fundadores. La artista (…) vio clausurada así su trayectoria de apenas un par de décadas, pero jalonada de importantes reconocimientos internacionales. Se refugió en su casa. Padeció serios trastornos nerviosos (…)

(…) Aquel “operativo” significó, si no la desaparición del género en Cuba, una importante laguna en su desarrollo, de hecho, la isla quedó por mucho tiempo al margen del movimiento internacional de títeres y en el plano nacional parecieron instaurarse el conformismo y la rutina, como sucedió con otras manifestaciones. Sólo algunos discípulos como Ulises García y Armando Morales pudieron transmitir parte de aquella sabiduría en su quehacer de los años siguientes. Todavía hoy, lo mejor de la labor titiritera, por ejemplo el quehacer del Teatro de las Estaciones, de Matanzas, invoca con frecuencia, como parte de sus bases estéticas, sus nexos con el mítico Guiñol de los Camejo (…) 

El final de los Camejo y Pepe Carril fue de los más tristes, pero a la vez muy reveladores para algunos; ya que, esos otros vieron el verdadero rostro de las personas que los venían a salvarlos. Unos padres de familia vestidos con pijamas verde olivo plagados de ignorancia, furia y desprecio por aquellos hijos rebeldes que no quieren obedecer a sus padres.  El castigo a sus hijos fue ejemplarizante y doloroso. Tanto que Carucha salió de Cuba a través de Venezuela en 1984 y de allí, terminó en la Ciudad de ciudades... Nueva York. Donde ejerció labor de profesora de español aunque nunca abandonó su pasión por los títeres. Tuvo la oportunidad de visitar Cuba en dos ocasiones por temas familiares. Pero la venció el cáncer en el año 2012.

 En el caso de Pepe Camejo fue aún más doloroso, ya que, murió en los Estados Unidos en la ciudad que su hermana también terminó en el año 1988, después de salir de Cuba y estar preso acusado por ser cómplice del que fuera el escritor maldito de las letras cubanas Reinaldo Arenas.  De Pepe Carril bastante poco se sabe y aún estoy en búsqueda de muchos datos que se perdieron a propósito, por descuido o desinterés.

El año 1971 en Cuba para muchos fue, es y será recordado  como la etapa que el sistema le declaró  la guerra a la cultura. El "Quinquenio Gris", como lo llamaron no solo ocupó cinco años en el espacio temporal cultural y social cubano. En la Actualidad podemos ver casos en los siguen valiéndose de esas prácticas que ya no lleva el nombre de "parametración" para desechar a artistas y censurar al arte que nació como protesta contestataria que no conoce de ideologías, ni de política.

 Nunca se  debió pasar por situaciones o momentos como estos. Al final esos caminos por los que transitó no llevó a ningún lado y ni tampoco la cultura ganó o ganará.  Simple, su desencadenamiento se tradujo en la desaparición del Teatro de Títeres cubano de un día a otro y de ahí solo nació el olvido y el desencanto. 

Recuerdo cuando de pequeña mi mamá me hablaba de una obra que ella recordaba con cariño, hoy ella tiene 54 años y la vivió a plenitud. Esa pasión que despertó sus palabras que para mí no tenía ningún sentido fue el detonante para que al crecer quisiera que lo conociera. Pelusín del Monte es el títere cubano que nos recuerda la abundancia de la campiña cubana y la bravura de los guajiros de esta tierra que la baña el  Mar Caribe.

   Todos lo recuerdan con amor, y que decir de los Camejo. Mi madre me decía siempre: ¿Cómo condenar aquellos que llevan y destilan a Cuba en todo momento? El tiempo nos ha respondido esa pregunta de muchas maneras pero la de estos tres fue de las peores repuestas que alguien pudo recibir. 

Según Rubén Darío Salazar y Norge Espinoza Mendosa en su libro “Mito, verdad y retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril” expresaron y sito:

(…) Aquí hubo personas contra los muñecos y contra los Camejo. Los arrinconaron para quemarlos o que se pudrieran, ¿ dónde están los muñecos?... era más fácil quemar muñecos que a ellos (…)

sábado, 16 de octubre de 2021

Anuncio de una muerte premeditada (+Podcast)


                                                        Los hermanos Camejo y Pepe Carril/Archivo

Los hermanos Camejo iniciaron estudios en la Academia de Arte Dramático (ADAD) en 1947 y de ahí se graduaron en 1949. En ese mismo año comenzaron a practicar la actuación mediante su retablo ambulante, con el cual ofrecían funciones en las escuelas públicas de la capital. En 1950 fueron contratados para una “misión cultural”. Esta misión consistió en promover la cultura cubana y sus tradiciones por medio de las marionetas. Por lo tanto, a partir de ese momento serían nada más y nada menos que un instrumento pedagógico por excelencia, sujeto solo a la imaginación de estas dos personas extraordinarias.

Todo comenzó a situarse en su lugar cuando en 1963 Carucha y Pepe Camejo junto con Pepe Carril deciden fundar el Teatro Nacional Guiñol Cubano bajo el auspicio del Consejo Nacional de Cultura. Luego se incorporaron Carlos Pérez Peña, Ulises García y Alonso Lastre. Poco tiempo después se unirían Xiomara Palacios, Armando Morales, Ernesto Briel, Antonia Eiriz, Gildo Ginar y Antonio Vidal. Estos tres últimos no se dedicaban al teatro en sí, sino que eran pintores y representaban a la vanguardia de las artes plásticas del momento; colaboraban con Carucha sobre todo, y también con Los Pepe de manera activa. Ninguno de estos actores y colaboradores sobrepasaban los 21 años, por lo que tenían una responsabilidad bastante grande dentro del arte, aún más cuando habían fundado una institución y una unidad artística dentro de la recientemente nacida Revolución Cubana.

Aunque en sus principios muchos del alto mando del gobierno cubano no comprendían la función de esta expresión del arte, la dejaron ser en ese momento. Carucha y Pepe Camejo junto a Pepe Carril se dedicaron a investigar y montar obras basadas principamente en la cultura cubana y sus vericuetos. Esta etapa dio lugar a un período cultural muy interesante que arrojó luz a historias olvidadas, pertenecientes a la Cuba profunda y su imaginario. Tal es el caso de Chicherikú, Shangó de Ima; y clásicos como La Celestina, El Mago de Oz y La Cucarachita Martina. Los guiones de los dos últimos títulos los adaptó Aberlardo Estorino para las puestas en escenas de Carucha y Pepe.

Luego de un tiempo, los tres comenzaron a hacer sus trabajos en solitario, sin dejar de colaborar como grupo. Según la propia Carucha, en entrevista dada a David Arocha: Pepe era un clásico y en sus obras se notaba la hermosura que representaba con actos bien conformados, montajes altisonantes, atractivos y dirigidos al público infantil. Ella, por su parte, representaba a la aventura y la osadía, algo así como los mambises en la manigua cubana. Podías encontrarla en la madrugada ensayando para estrenar un espectáculo al día siguiente. El teatro de Carrril era más visceral, estaba construido desde las emociones, dedicado a públicos de todas las edades en su mayoría.

La Fundación del Teatro Nacional de Títeres no fue una labor fácil porque aunque tuvieron muchas ideas geniales, también muchos oponentes influyeron en su creación, desarrollo y finalmente la desaparición de esta expresión artística. Hasta el día de hoy la obra de Carucha, Los Pepe, Ulises, Carlos, Xiomara, Armando, Ernesto, Antonia, Antonio y Gildo siguen siendo eternas y sobrepasan la barrera del tiempo; dejándonos monumentos intangibles en sus adaptaciones y obras originales realizadas para el teatro de títere como:

  •  La Corte del Faraón
  •  Yo o Vladimir Maiakovky
  • El Reino de este Mundo
  • Venus y Adonis
  • Juan Tenorio
  • La Blancanieves
  • Cecilia Valdés
  • La Cenicienta
  • El Patito Feo
  • Don Juan  Zorrilla
  • Pedro y El lobo


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