Según palabras de Roberto Méndez y sito:
(…) por aquellos días, Carucha junto a su hermano
Pepe Camejo y el otro Pepe, Carril y un grupo pequeñísimo de actores que eran
también discípulos, habían logrado que el arte de los títeres desarrollado por
ellos rebasara las fronteras nacionales y encontrara reconocimiento en varias
naciones europeas, como ocurrió con el montaje de Don Juan Zorrilla. Cuando la
UNESCO publicó, en francés, un gran volumen fotográfico, titulado Marionettes
du Monde, junto a los antiquísimos muñecos del teatro balinés, a las marionetas
sicilianas y a los títeres del Guignol parisino, estaban varias imágenes de las
puestas concebidas por los Camejo (…)
(…) Su carrera vino a caerse a mediados de
1971, cuando el Consejo Nacional de Cultura decidió, como parte del
incalificable proceso llamado “Parametración, realizar un “operativo” para
tomar la sede del Guiñol en el edificio Focsa, desaparecer sus libros y muñecos
y poner en la calle a sus fundadores. La artista (…) vio clausurada así su trayectoria de apenas un par de décadas, pero jalonada de importantes
reconocimientos internacionales. Se refugió en su casa. Padeció serios trastornos nerviosos (…)
(…) Aquel “operativo” significó, si no la
desaparición del género en Cuba, una importante laguna en su desarrollo, de
hecho, la isla quedó por mucho tiempo al margen del movimiento internacional de
títeres y en el plano nacional parecieron instaurarse el conformismo y la
rutina, como sucedió con otras manifestaciones. Sólo algunos discípulos como
Ulises García y Armando Morales pudieron transmitir parte de aquella sabiduría
en su quehacer de los años siguientes. Todavía hoy, lo mejor de la labor
titiritera, por ejemplo el quehacer del Teatro de las Estaciones, de Matanzas,
invoca con frecuencia, como parte de sus bases estéticas, sus nexos con el
mítico Guiñol de los Camejo (…)
El final de los Camejo y Pepe Carril fue de los más tristes, pero a la vez muy reveladores para algunos; ya que, esos otros vieron el verdadero rostro de las personas que los venían a salvarlos. Unos padres de familia vestidos con pijamas verde olivo plagados de ignorancia, furia y desprecio por aquellos hijos rebeldes que no quieren obedecer a sus padres. El castigo a sus hijos fue ejemplarizante y doloroso. T
En el caso de Pepe Camejo fue aún más doloroso, ya que, murió en los Estados Unidos en la ciudad que su hermana también terminó en el año 1988, después de salir de Cuba y estar preso acusado por ser cómplice del que fuera el escritor maldito de las letras cubanas Reinaldo Arenas. De Pepe Carril bastante poco se sabe y aún estoy en búsqueda de muchos datos que se perdieron a propósito, por descuido o desinterés.
El año 1971 en Cuba para muchos fue, es y será recordado como la etapa que el sistema le declaró la guerra a la cultura. El "Quinquenio Gris", como lo llamaron no solo ocupó cinco años en el espacio temporal cultural y social cubano. En la Actualidad podemos ver casos en los siguen valiéndose de esas prácticas que ya no lleva el nombre de "parametración" para desechar a artistas y censurar al arte que nació como protesta contestataria que no conoce de ideologías, ni de política.
Nunca se debió pasar por situaciones o momentos como estos. Al final esos caminos por los que transitó no llevó a ningún lado y ni tampoco la cultura ganó o ganará. Simple, su desencadenamiento se tradujo en la desaparición del Teatro de Títeres cubano de un día a otro y de ahí solo nació el olvido y el desencanto.
Recuerdo cuando de pequeña mi mamá me hablaba de una obra que ella recordaba con cariño, hoy ella tiene 54 años y la vivió a plenitud. Esa pasión que despertó sus palabras que para mí no tenía ningún sentido fue el detonante para que al crecer quisiera que lo conociera. Pelusín del Monte es el títere cubano que nos recuerda la abundancia de la campiña cubana y la bravura de los guajiros de esta tierra que la baña el Mar Caribe.
Todos lo recuerdan con amor, y que decir de los Camejo. Mi madre me decía siempre: ¿Cómo condenar aquellos que llevan y destilan a Cuba en todo momento? El tiempo nos ha respondido esa pregunta de muchas maneras pero la de estos tres fue de las peores repuestas que alguien pudo recibir.
Según Rubén Darío Salazar y Norge Espinoza
Mendosa en su libro “Mito, verdad y retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril” expresaron
y sito:
(…) Aquí hubo personas contra los muñecos y
contra los Camejo. Los arrinconaron para quemarlos o que se pudrieran, ¿ dónde
están los muñecos?... era más fácil quemar muñecos que a ellos (…)